
Mejorar el sueño previene complicaciones cardiovasculares
Ya es bien sabido que es en el tiempo de descanso, cuando nuestro cuerpo cumple con su función reparadora para que podamos confrontar el día a día en buenas condiciones, lo que ha llevado a afirmar siempre que una de las necesidades más importantes de nuestro organismo es dormir, ya que el sueño está asociado con múltiples funciones en nuestro organismo. Pero además, cuando dormimos de manera correcta, estamos ayudando a cuidar nuestra salud cardiovascular.
Múltiples estudios revelan, que aquellas personas que, además de llevar rutinas de vida saludables como realizar actividad física regularmente, mantener una alimentación balanceada, moderar el consumo de alcohol y no fumar, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Definitivamente, la falta de sueño produce efectos nocivos a nivel de nuestro metabolismo, sistema inmunitario y hormonal. Las duraciones largas y cortas del sueño están relacionadas con una mayor probabilidad de diabetes, sobrepeso, hipercolesterolemia e hipertensión arterial. Todo ello deriva en un aumento en la probabilidad de sufrir ictus, infartos y otra serie de complicaciones cardiovasculares
Tanto dormir poco como tener un sueño de poca calidad o con interrupciones provoca una serie de cambios en nuestro organismo. A nivel nervioso, hay un aumento del tono simpático, que es la parte del sistema nervioso autónomo diseñada para el estrés, la huida o el ataque. Aumentan tanto los niveles de presión sanguínea como nuestras pulsaciones y se movilizan nuestras reservas de energía.
Recomendaciones para favorecer un mejor descanso
Tomando en cuenta las afirmaciones anteriores, podríamos enumerar algunas recomendaciones para favorecer un mejor descanso:
- No abusar de la siesta por la tarde, no debería pasar de los 20 minutos.
- Intentar tener un horario lo más estable posible, evitando excederse los fines de semana.
- Aumentar el ejercicio físico que hacemos durante el día, sabiendo que puede tomarnos unos cuantos meses hasta que impacte positivamente en la calidad de nuestro sueño.
- Evitar estimulantes, cenas copiosas o alcohol antes de irnos a la cama.
- Aprovechar lo máximo posible la luz solar, con actividades al aire libre y evitar durante la noche, especialmente al irnos a dormir, la exposición a la luz artificial.
- Destinar nuestro tiempo de descanso para relajarnos, evitando repasar problemas que hayamos tenido durante el trabajo, aprovechar para hablar por teléfono, discutir, etc.
- Si tenemos dificultad para conciliar el sueño pueden ser útiles técnicas de relajación.
Corregir la calidad y cantidad de nuestro descanso debe ser un objetivo más en la prevención de eventos cardiovasculares. Además, nuestro sueño debe ser realmente reparador, para lo que es importante que la calidad del sueño sea alta, lo que se traduce en que las horas que durmamos las durmamos profundamente y sin interrupciones.